
Finalmente sales de la casa, a medio camino empieza a salir una humareda del cofre del carro, y obviamente no sabes un carajo de mecánica. La grua tarda más de 2 horas en llegar.
Llegas a la clínica y, por que no? pisas excremento de perro a la entrada. Te limpias mentando madres. Adentro te espera la propietaria exasperante que va diario por que además de estar loca es hipocondriaca. Se queja de que hayas llegado tarde, no le das explicaciones y la pasas a consulta. Para quitartela de encima le mandas una lágrima artificial con la indicación de ponerle una gota en cada ojo a su bicho cada media hora durante 15 días para que se entretenga un buen rato antés de volver (lógicamente el animal está perfectamente sano).
Piensas que no quieres realizar ninguna cirugía hoy por que andas salada. En ese preciso instante te llega una urgencia de un perro atropellado que requiere cirugía de emergencia. Solo volteas hacia arriba recordando que estás maldita por ser atea. La cirugía sale bien. Vaya!
Por fin vas de vuelta a la casa, esta lloviendo. Al parar un taxi por que tu auto se jodio, éste pasa de largo salpicandote de pies a cabeza con el charco que se ha hecho por que la coladera de frente a la clínica siempre esta tapada.
Llegas a la casa. Quieres dormir para despertar en un nuevo día. Te cambias, te lavas los dientes. Te acuestas, pones la cabeza en la almohada pensando que este maldito día ha terminado. Cierras los ojos y comienzas a oir campanitas en tu cabeza, esta temblando, recuerdas que vives en Tlatelolco y saltas de la cama. De camino a la puerta te caes con toda tu humanidad torciendote horriblemente el tobillo, te quedas tirada en el suelo. Te ves ridícula haciendo puchero tu sola y con las perras corriendo felizmente a tu alrededor por que se emocionaron pensando que iban a la calle. Deja de temblar. Te levantas y vas de nuevo a la cama, cojeando y reunfuñando. Te duermes.
A la mañana siguiente te has quedado dormida, te levantas corriendo y te caes por el tobillo lastimado. Será otro de esos días????