domingo, 17 de junio de 2007

Cuando lo cotidiano deja de serlo

Y regreso a este espacio después de un largo silencio, sólo para evidenciar mis nostalgias personales, para revivir y desempolvar rincones cardiacos poco frecuentados, llenos de recuerdos olvidados y sentimientos encontrados.
Y todo por una foto en la red, una mirada de reojo a través de una pantalla de plasma líquido que te acelera el pulso y te recuerda quien eras hace casi 20 años. En dos segundos de pronto te encuentras sentada frente a un cuadro en un museo que ya no existe, ese que estaba frente a aquel panteón al cual ya no permiten la entrada, escribiendo cosas que hoy no tienen sentido en un cuaderno viejo que ya quemaste, aquel día que te fuiste de pinta por alguna intrascendencia que no recuerdas. Y de pronto todo se aclara, los recuerdos regresan.
Esa mirada detrás de la pantalla es la de aquel al que solías llamar tu mejor amigo, ese que te abrazaba cuando tenias un nudo en la garganta sin preguntar nada, ese que te componía una canción con el único propósito de verte sonreír, ese que te conocía el alma sin explicaciones y te leía el pensamiento con sólo mirarte, ese que te limpiaba la sangre del labio cuando te partías el hocico contra alguno de esos muros que los adolescentes suelen levantar para tener contra que pelear, ese al que ahora recuerdas una vez al año, y que extrañas intensamente durante diez minutos para después volver a tu vida.
Es aquello que yo llamo un amor inconcluso. Y no, no es uno de esos amores hombre-mujer, sino mas bien uno de esos amores de amigo, hermano, más que hermano, confidente, cómplice, aliado.... Y por qué amor inconcluso???... pues porque nunca termino, pero tampoco continuo, simplemente se interrumpió.
Si, lo se, cuando uno llega a cierta edad debe de seguir con su vida, cada uno por su lado, arquitectura, biología, veterinaria... que más da. Que vivimos en estados diferentes, lo se, que hoy no somos quienes éramos, también lo se, que muy probablemente ya no tengamos nada que ver, es lo mas seguro. Pero igual duele esa vez en el año que se recuerda, que de pronto, por 10 minutos, el sentimiento es el mismo que era hace 20 años, que añoras caminar bajo la lluvia y bailar en la calle sólo por que sí. Que hechas de menos cosas cotidianas que de pronto se vuelven entrañables, como tu imagen reflejada en sus ojos y el sonido de su voz.
Y aunque tengo amigos, nunca volví a tener un amigo así, quizá la edad te complica la entrega emocional o te reseca los sentimientos. Quizá no encontré quién compitiera con semejante personaje en mi vida. No lo sé. Y no me quejo. Soy una mujer completa, profesionista exitosa, pareja de un hombre excepcional al cual amo intensamente, amiga de las que hay pocas e hija modelo. Sólo que a veces me recrimino el haber dejado en el pasado ciertas cosas, ciertos momentos, ciertos amigos.
Y ya basta de nostalgias presentes por cosas pasadas. Prometo que el próximo post será acerca de irreverencias, que como bien dice la harbana, ya se extrañan.

2 comentarios:

Issa dijo...

Sí, está cabrón como la vida y la geografía te alejan de quien fuera esencial. El truco es no dejarlo suceder... aunque yo no he podido ejercerlo. Cuánta nostalgia...

Rocío dijo...

Si, esta cabrón, lo beuno es que sólo me agarra de vez en cuando... la nostalgia